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Guayabera Pop-Up: Andrés Torres y su restaurante nómada

  • periodismoelectron15
  • 22 jun 2015
  • 4 Min. de lectura

¿Quieres probar algo completamente irreverente y delicioso en Guayaquil? Sé parte de una aventura gastronómica sin rumbo fijo, pues Andrés y los chicos de Guayabera Pop Up son especialistas en crear un restaurante distinto cada vez y… ¡mudarlo de un lugar a otro!

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“Sería cocinero. Si no, volvería a ser cocinero. Una y otra vez”. Para Andrés Torres, la cocina es el escenario donde una pasión se transforma en magia. Detrás de cada ingrediente re-descubre un mundo de combinaciones y posibilidades. Cuando el fuego abraza el sartén, como le pasa a un pintor frente a un lienzo blanco, todos sus sentidos se avivan, con la intención de crear algo nuevo. El solo imaginar la posibilidad de dedicarse a otro oficio lo hace consolidar aún más su amor por la gastronomía.


Él, que se considera a sí mismo como apasionado, espontáneo, alborotado y perfeccionista, le propone a Guayaquil una nueva tendencia gastronómica. Junto a un grupo de colaboradores y dos cocineros más, a los que confianzudamente llama “el gordo y el flaco”, da sabor y vida a Guayabera Pop-Up.


El nombre surgió de la mezcla entre la palabra “guayabera”, prenda de vestir masculina que al escucharse nos trasporta a un Guayaquil eterno, fresco y elegante, junto con el nuevo concepto europeo de pop-up restaurant (restaurantes nómadas).

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Al escuchar Guayabera Pop Up tal vez te preguntes “‘¿Y esos manes qué hacen? ¿Tocan salsa o algo así?’ No, no, no… Cocinamos, cocinamos muy rico”, asegura Andrés.


Los chicos de Guayabera Pop up, lejos de ser un grupo musical, son los encargados de generar experiencias culinarias únicas, al recrear espacios con un servicio acogedor y comida de primera calidad. La temática, el lugar y el menú cambian continuamente; son efímeros. De esta manera se ofrece a los comensales la opción de probar siempre nuevas recetas y disfrutar de ambientes y locaciones versátiles. Ninguno es igual al anterior. Las experiencias son irrepetibles.


¿De dónde nace la idea?

Todo surgió de la cabeza de Andrés (24), quien descubrió su vocación a los 16 años después de ver incansablemente Gourmet Channel. Se registró en La Escuela de los Chefs y sin más emprendió una carrera que cada día lo transporta a nuevos horizontes; incluso a otro continente.


Es así como su obsesión por la cocina lo convenció de inscribirse en varias competencias culinarias, hasta obtener el reconocimiento de Joven Valor Ecuatoriano 2013. Durante el encuentro nacional conquistó al jurado no solo por la estética de sus platos, sino por la creatividad y la técnica aplicada.


Esta experiencia lo llevó a realizar una pasantía de tres meses en uno de los mejores restaurantes del mundo: El Celler de Can Roca en España, restaurante que es actualmente catalogado, en la clasificación de los cincuenta mejores restaurantes según San Pellegrino, como el mejor del mundo. En palabras de Andrés, es “el ganador de los 'Oscar’ de la gastronomía”.


Durante el tiempo que estuvo en España, pudo experimentar los pop-ups y es donde pensó en recrear estas experiencias en Guayaquil.


Los Pop-Up de Guayabera, abiertos al público, pueden realizarse en cualquier lugar que se adapte a la temática. El patio de una casa, una terraza e incluso un jardín. También la música es elegida meticulosamente, para ofrecer una vivencia completa. Así los asistentes interactúan y se integran con cada uno de los elementos que componen la experiencia gastronómica. Pero, el concepto no podía quedarse en un pop-up cualquiera y le fueron metiendo sabor local.

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A través de los sentidos, Andrés Torres, fascinado con la comida ecuatoriana, quiere jugar con la memoria de los comensales. Darle técnica a los productos nacionales. Afinarlos. Aligerarlos. Rediseñarlos. Para él es importante rescatar las tradiciones, dándoles un nuevo toque.


Las ideas de Andrés para cada evento son en ocasiones tan locas que no consigue lo necesario para recrear lo que tiene en su cabeza, pero eso no lo detiene. “A veces debemos crear nuestra propia utilería con materiales reciclados y mucho ingenio”, explica. Se encargan de todos los detalles, desde la música hasta la iluminación para generar una experiencia sin igual

.

“Al llegar, para nada te sientes en un restaurante típico en el que vas te sientas y ordenas algo, era como estar en una reunión con amigos. La música, el ambiente y la comida es espectacular”, cuenta Majo Tinoco, quien se atrevió a asistir a un restaurante del que no tenía idea, pero vivió una experiencia diferente en el que pudo compartir con gente nueva, conversar “con todo el mundo” rodeada de flores, banderines y fotos, y por supuesto degustar platos como “El Criminal”, en el último pop up al que llamaron Funk Tropical.


Mira aquí una muestra de lo que fue Funk Tropical


Pero la versatilidad de ambientes no es la única sorpresa: tampoco sabrás con quién vas a comer. Compartir la mesa es algo que hacemos con amigos y familiares, pero en Guayabera Pop Up lo haces con extraños. El término es “Share Table” (compartir mesa), pero la idea es crear conexiones, explica Andrés. Vayan solos o acompañados, compartirán la mesa con alguien más.


Los pop-ups de Guayabera tienen un costo entre entre $25 y $35. Esto puede variar según el número de platos, ingredientes y producción. Y es que cada detalle está cuidado, pues además de darte buenos platos, buscan crear una experiencia diferente a la hora de comer: cada menú es sin lugar a dudas un evento muy especial.


Si quieres asistir a su próximo evento, puedes checar su página web o seguirlos en Facebook, Twitter e Instagram: @guayabera_pop_up


 
 
 

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